Los cereales de invierno, trigo, centeno, cebada y avena, ocupan un lugar destacado en las medianías del norte de Tenerife. Son un elemento imprescindible en las rotaciones que tradicionalmente se realizan junto a las papas y leguminosas, favoreciendo así el mantenimiento de la fertilidad de la tierra.

En los últimos años se ha detectado un paulatino aumento del cultivo de estos cereales, adquiriendo una mayor importancia económica además de la importancia paisajística, y de conservación del patrimonio genético y del sistema agrícola tradicional de las medianías.

El sector cerealista en la isla, dado su carácter extensivo, se enfrenta a una serie de circunstancias que dificultan su desarrollo: la orografía del terreno, que complica la mecanización en muchas zonas, o el escaso tamaño de las parcelas que traen como consecuencia una producción atomizada, son algunos de los inconvenientes de carácter físico. A esto hay que sumarle la imposibilidad de competir en cuanto a precios con el grano importado.

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